Ayer estaba pensando, y me vinieron a la cabeza decenas de
recuerdos. Cogí mi disco duro y empecé a revolver en ellos. Sobra decir que la
expresión “buscando en el baúl de los recuerdos” ya pertenece a la segunda ola.
Hoy nuestro cajón más valioso es el ordenador, internet, la nube, los discos
duros…Todo ha cambiado. Yo por lo menos pertenezco ya a esa tercera ola que arrasa nuestro planeta.
Fue difícil ver todo aquello que guardo: experiencias
irrepetibles por las personas, los lugares y el momento en sí; pero pude hacer
un largo recorrido por mis últimos años. Eso me llevó a ver videos (que al
igual que la fotografía tienen mucho que contar, e incluso a veces te hacen los
recuerdos más nítidos), y pensé: ¿cuántas cosas se habrán perdido en mi memoria
por no tener una cámara cerca?
Es cierto que el mejor escondite es nuestra mente, y ahí
guardamos los recuerdos más valiosos de toda nuestra vida…Pero, ¿y aquellos que
no son tan valiosos y que no han sido tan impactantes para que se queden
guardados para siempre? Hay recuerdos que se pierden con el tiempo. Hay
momentos que se van borrando en nuestra memoria con el paso de los años y que
al final se quedan perdidos en una nube de olvido del que no bajarán
jamás.
Por esta razón me gusta la fotografía. Me gusta captar esos
instantes de la vida que ya no volverán, volver a revivirlos a través de un
papel reflejado, un ojo revelado, como me gusta llamarlo a mi. Te da la
posibilidad de mirarlo cuantas veces quieras, y aunque viendo esa fotografía no
revivas el momento, sí revives los recuerdos, que para mi son importantísimos.
Yo tengo la suerte de guardar muchos videos de mi infancia,
de mi adolescencia, de mi etapa en la universidad, y del presente; y acompañados
de ellos tengo fotografías que retratan toda una vida, gente que me ha
acompañado en este viaje estupendo de la existencia, gente que aún sigue a mi
lado, gente que se fue, gente lejana ahora pero que fue cercana en su día…Y
además de personas tengo vivencias, y ver esas experiencias que me han ido
formando con el tiempo hasta llegar a la persona que soy hoy, es un regalo.
Hay gente que puede pensar que no es bueno anclarse en el
pasado, revivir los momentos que ya se fueron. Piensan que lo que hay que hacer
es mirar al presente y al futuro y vivirlos y disfrutarlos como ya hiciste
anteriormente. Estoy de acuerdo en esta afirmación, pero como enamorada de la
vida, no puedo dejar atrás algo que ha formado parte de mi y que me ha hecho
ser lo que soy ahora. En ciertas ocasiones hay que mirar al pasado para saber
qué hacer en el presente, y en muchas ocasiones necesitas recordar a personas que
están lejos o que ya no están, y con esas personas hay sentimientos, vivencias,
emociones fuertes que siempre nos gusta resucitar.
Buscando en el disco duro de los recuerdos encontré esencias.
Quiero seguir dotando a mi mente y a mi cajón de recuerdos intensos, y por ello
no abandono ni mi cámara ni mi ojo revelador. ¿Y vosotros?
No encuentro en este momento las palabras que yo quisiera para describir lo que ahora diré ...
ResponderEliminarCada vez que vemos una fotografía del pasado, luego de recordar ese momento, gracias a nuestra experiencia, aprendizaje y crecimiento (sea el caso) vemos otras cosas que antes no vimos. Estas pueden ser desde un enfoque de luz distinto, hasta algún elemento que no habíamos percatado en la imagen.
Por eso es bueno buscar en los recuerdos, cada vez que regresas a él, se vuelve una nueva experiencia.
Los recuerdos son un regalo de la mente,sobre todo si son buenos y tienen algo que aportar.Además nuestra mente es sabia y desecha lo que ya no sirve quedándose con los grandes momentos de nuestra existencia. Espero que en ese disco duro de tus recuerdos nunca olvides quién eres porque no hay nada más hermoso que vivir cada momento intensamente en busca de nuevos sueños,vivencias y experiencias y si quieres,puedes captarlo.
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