Hoy ha vuelto mi hermana de sus vacaciones románticas en
Nueva York. Me han venido los recuerdos de hace un año, cuando
yo tuve la
oportunidad de visitar una de las ciudades más célebres y cosmopolitas del
mundo. Como siempre, fui con una
guía muy bien estudiada, y como es
costumbre…mi soledad me acompañó (aunque no quiso quedarse y al segundo día me
abandonó). Conocí gente, visité lugares y viví experiencias inolvidables. A
pesar de eso, hoy he sentido nostalgia y envidia (pero envidia sana). ¿Por qué?
¿Será la compañía? ¿El dinero? ¿Las circunstancias? Quizás un poco de todo.
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Nueva York. Alba Castillo |
Evidentemente,
hay muchos tipos de viajes (románticos, de
amigos, de negocios, para aprender un idioma, turismo solitario…). Cuando fui a
Nueva York sentía la necesitad de fotografiar todo lo que me rodeaba. Quizás en
las fotografías se viera todo mucho más bonito de lo que era en realidad (como
pasa con las películas).
A la segunda
semana ya estaba saturada de esa gran ciudad, del alboroto, de la gente, del
ruido, de sus costumbres, de su comida… ¡Qué estrés! Sin embargo, ahora observo
mis fotografías y lo echo de menos. Supongo que suele pasar con todo.
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Desde Brooklyn. Alba Castillo |
Cuando me fui de Nueva York, muy contenta de volver por fin
a casa, me prometí volver…Algo contradictorio. Pero no, no es contradictorio.
En primer lugar, fui en verano, y me prometí volver en
una de las fechas más
señaladas que se puede vivir en una ciudad como esa: la Navidad, y con ella el
invierno, la nieve, el ambiente navideño, el frío…
No puede haber más encanto en Nueva York que vivir allí la época navideña. Por otro lado, fui sola y a
aprender inglés. Me apunté en mi lista de cosas pendientes para mi futuro
regresar acompañada, pero para hacer un viaje romántico. Nueva York puede
cambiar mucho de ir sola visitando la ciudad con gente que has conocido hace 2
días, que con tu pareja haciendo planes románticos y haciendo todo lo que os
apetezca en el momento que os apetezca. Y por último, mi economía no es que
fuera muy abundante, y eso limita las cosas, teniendo en cuenta que Nueva York
es una gran ciudad,
con mucho que hacer, muchos
sitios que visitar y para
ir de compras.
Pero hablaré de mis experiencias fotográficas, de mi ojo
revelador. Puedo recordar el día que visité
la Estatua de la Libertad, uno de
los iconos más famosos de nuestros tiempos. Indudablemente, estamos hablando de
la Estatua de la Libertad, no hay más que decir. Es una visita esencial y que
esperas con todas tus ansias. Estamos acostumbrados a ver este referente por la
televisión, en los libros, en películas…El momento en el que tienes la
oportunidad de estar en frente de algo así se hace asombroso, difícil de creer
(aunque cuando te acercas vas volviendo a la realidad y te das cuenta que las
cosas a veces se ponderan). Por este motivo,
mi cámara fotográfica y mi dedo no
podían dejar de trabajar juntos capturando desde todas las perspectivas y todos
los ángulos, desde varios kilómetros de distancia hasta que llegué a su
cabecita.
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Estatua de la Libertad. Alba Castillo |
Cuando llegué al hotel y mis colegas los alemanes me
sugirieron ver las fotos en el ordenador, me di cuenta de que quizás me había
pasado un poco fotografiando a la amiga libertad. Las fotografías no acababan.
Era una progresión de capturas desde lejos pero que con cada una se iba
acercando más y más a la estatua, hasta llegar a un punto en el que mi objetivo
no podía llegar más cerca, a su pupila. Las perspectivas, los enfoques…Creo que
no me faltó nada por fotografiar. Por esta razón, cuando empezamos a ver que
eso no acababa y que no faltaba detalle por enseñar, los alemanes empezaron a
bromear, se miraron, nos miramos, y a partir de ahí empezó una tarde de risas
interminables de la que era difícil parar. Estuvimos diez minutos sin poder
hablar, ya que la risa nos lo impedía, llorábamos desesperadamente de la risa,
y dijeron que me había enamorado.
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Estatua de la Libertad. Alba Castillo |
Con esto quiero decir que a veces tenemos las cosas
sobrevaloradas y nos impactamos (fotográficamente hablando) ante lo que tenemos
delante. Queremos sacar lo mejor y más y más para tener ese recuerdo siempre.
Pero en ocasiones tres fotografías son suficientes para quedarte con el recuerdo y tener una buena captura.
Nos deslumbramos y nos quedamos ciegos. Aún así, tengo que decir que estoy muy
contenta con todas las fotografías que guardo de ese día.
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Central Park. Alba Castillo |
Mi ojo revelador en Central Park: En un lugar tan apartado
del ruido, lo que puedes ver es sencillamente a gente que disfruta de esa
tranquilidad. Por eso, lo que apetece fotografiar de ese lugar es la paz, la
serenidad, el sosiego… ¿Cómo? Ya no sólo es el encanto de lo “verde”, algo
mágico en una ciudad industrial, sino más importante: la gente.
Las personas
van a disfrutar de algo que no les permite la Gran Manzana, y es un gusto poder
fotografiar esas esencias, además de la naturaleza y el aire fresco que te
blinda el lugar. Un paraíso dentro de un caos.
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Músico en Central Park. Alba Castillo |
Times Square. Este reflejo constante de luces e iconos tiene
un toque de encanto para la fotografía.
Fotografiar luces, colores, destellos… Algo que te da mil opciones para experimentar y trastear con la
cámara, y que además permite resultados asombrosos. Esto lo demuestran todas
las fotografías de la Historia.
Times Square y los taxis amarillos son otros de
los principales iconos de Manhattan y también los más fotografiados.
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Times Square. Alba Castillo |
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Desde el Empire State Building. Alba Castillo |
Los rascacielos. No podemos irnos de Nueva York sin
fotografiar esos altos y rectilíneos edificios que desean llegar al cielo con
sus múltiples pisos (una arquitectura de la segunda ola).
Para mi, las mejores fotografías que pude
sacar de Nueva York fueron las vistas nocturnas que me permitió el
Empire State Building desde su más alta visión. La perspectiva de Nueva York desde lo alto
del emblemático edificio de
King Kong es asombrosa. No son solo las luces de la
ciudad, es un encanto que va más allá, que nos demuestra de lo que es capaz de
construir el Hombre.
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Nueva York desde el Empire State Building. Alba Castillo |
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Luces de Manhattan desde Brooklyn. Alba Castillo |
Brooklyn. Además de fotografiar sus calles y sus
vecindarios, la vista que te ofrece este barrio de Manhattan es también digno
de archivar. Estás fuera del bullicio central de la ciudad, pero puedes seguir
disfrutando de sus vistas.
Y además de todo esto, la Gran Manzana ofrece muchísimas
alternativas, más allá de lo típico. No hay por qué ilustrar los famosos iconos
de una gran famosa ciudad. Dejemos también sitio para aquellos lugares más
olvidados, los rincones más lejanos y desprovistos. Demos rienda suelta a la
imaginación, porque incluso podemos llegar a conseguir resultados mucho mejores
y originales. Por lo pronto os dejo con estas experiencias de mi ojo revelador,
y quién sabe si en un futuro podré dotar a este blog de mis vivencias y
fotografías de un Nueva York navideño…
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Nueva York. Alba Castillo |
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Times Square. Alba Castillo |
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Central Park. Alba Castillo |
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Central Park. Alba Castillo |
Alba quiero ser tu acompañante en tú próximo viaje, jeje. Cada ojo revelador que veo me anima más a viajar y compartir tus experiencias.
ResponderEliminarEs cierto que Nueva York tiene esa parte contradictoria de la que hablas: Cuando llevas alli varios días quieres salir pitando,pero cuando de vas no sabes porqué razón te gustaría volver. Es una ciudad increíble a nivel estético pero que cuesta llegar a su interior tan misterioso y complejo...porque Nueva york es una ciudad única e irrepetible que sólo un ojo que ve más allá de la superficie puede captar. Felicidades
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