En 2011 tuve la oportunidad de visitar en la Casa Encendida de Madrid una exposición de Gervasio Sánchez que me sorprendió. Siempre hablo de los sentimientos que transmiten las fotografías y el impacto que causan en nosotros, y por eso no puedo dejar de hablar de estos grandes trabajos que conmueven al mundo entero y a uno mismo.
"Desaparecidos". Gervasio Sánchez |
Fotografía tomada en la exposición "Desaparecidos" |
Entre los comentarios y apuntes que tomé en mi visita a la Casa Encendida, tengo notas de algunos libros que se podían ver al incio de la exposición, libros como “Kosovo (crónicade la deportación)”, “Cinco años después”, Vidas minadas diez años”, “Niños dela guerra”, “La caravana de la muerte”, y “Sierra Leona”, entre otros.
“Desaparecidos” constata, una vez más,
la enorme vigencia de la fotografía documental como testigo de la realidad.
También supone el afianzamiento de Gervasio Sánchez en ámbitos expositivos que,
de forma progresiva pero decidida, han ido apostando por la incorporación de
proyectos fotoperiodísticos a sus programaciones, ratificando, a la vez, el
vigor de su dimensión artística y testimonial. (Sandra Balsells, comisaria).
La exposición comienza con la muestra de
fotografías referentes a los centros de detención y tortura, lugar donde los
grupos armados trasladan a la víctima secuestrada y la someten a torturas y
tratos degradantes y crueles durante días, semanas o meses. Entre estas víctimas figuraban interminables
listas de hombres, niños y mujeres (estas últimas sufren continuamente
agresiones sexuales y violaciones). Son numerosos los métodos y torturas
crueles a los que se someten y de los que Gervasio Sánchez hacía mención en su
exposición.
“Memoria” es la forma en la que los familiares
intentan conmemorar y hacer recuerdo de
los desaparecidos. Muchos son los grupos organizados de familiares que intentan
buscar verdad y justicia, y también muchos los monumentos creados en distintos
países: en Argentina, el Parque de la Memoria recoge los nombres de miles de
desaparecidos; en Chile, en Villa Grimaldi, aparecen los nombres de 226 hombres
y mujeres ejecutados o desaparecidos; y en la localidad guatemalteca de Plan de
Sánchez, los familiares dieron sepultura en el mismo lugar donde habían sido
asesinadas las víctimas años antes, construyendo posteriormente una iglesia.
Como dice Gervasio Sánchez: “los monumentos conmemorativos son el mejor
antídoto contra la amnesia”.
"Desaparecidos". Gervasio Sánchez |
Dentro de la parte “Memoria” que Gervasio quiere transmitir con este trabajo, es destacable también las fotografías que vi de los objetos que
forman parte de ese recuerdo de los desaparecidos. El fotoperiodista muestra algunos de los objetos que los familiares conservan con devoción, ya que en
muchos casos es lo único que les queda de ellos: relojes, libros, medallas,
navajas…; además de fotografiar a los familiares que sostienen algunos de estos
objetos. Siempre digo que cualquier cosa es digno de fotografíar, porque cualquier objeto de tu alrededor puede significar algo muy importante en tu vida, y ese algo lo quieres conservar siempre a tu lado. Entre mis notas encuentro: “Cualquier cosa que les perteneciera o cualquier papel escrito, aunque
haya soportado mal el irremediable paso del tiempo, sirve de antídoto contra el
dolor y la desesperación”.
Gervasio
Sánchez ofrece también fotografías referentes a la
localización de los restos, las fosas comunes y su posterior exhumación, lo que
supone para muchos de los familiares el fin de un largo periodo de
desesperación y búsqueda durante años e incluso décadas.
"Desaparecidos". Gervasio Sánchez |
Sandra Balsells: “Para ellos, cada fosa abierta es una herida cerrada; cada
resto inhumado, un alivio anhelado”.
Iraq y Colombia son los principales países con
mayor número de desapariciones forzosas. Es importante destacar un
espacio que dedica el fotógrafo para los retratos. El trabajo muestra una
serie de fotografías que retratan a familiares sujetando una fotografía del
desaparecido, adquiriendo un gran protagonismo y haciéndonos partícipe del
drama.
Tras este proceso de localización y
exhumación, Gervasio Sánchez nos enseña a través de su ojo revelador fotografías donde los familiares identifican los cadáveres. Llama la atención las fotografías de aquellas personas
doloridas que tienen el valor y se atreven a abrir los arcones para ver por
última vez los huesos de sus seres queridos.
El fotógrafo hace una comparación de esta
tragedia vivida en el mundo, señalando que, sin lugar a dudas, España está a
años luz de Bosnia-Herzegovina, Colombia, Argentina o Guatemala. Aún así, 75
años después de la Guerra Civil y 35 años de la muerte de Franco, sólo se han
abierto en España 231 fosas y se han recuperado 5.300 víctimas, muchas de ellas
sin identificar.
Fotografía tomada en la exposición "Desaparecidos" |
Para terminar este recorrido sobre la
desaparición forzosa, Gervasio Sánchez finaliza
con los trabajos de identificación antropológica y genética, donde pude
observar fotografías de almacenes de restos humanos exhumados esperando a ser
identificados. Este proceso de identificación puede durar días, meses, años, o
incluso es posible que algunos restos encontrados no puedan llegar a ser
identificados debido al deterioro o a la imposibilidad de encontrar a los
familiares. En Argentina, por ejemplo, apenas unos centenares de desaparecidos
han sido encontrados e identificados. Estos miles de restos humanos sin
identificar permanecen almacenados en grandes bodegas.
Como visión global de la obra expuesta por
Gervasio Sánchez, son muchas las cuestiones que surgen ante estas imágenes, y
muchos los sentimientos transmitidos, sentimientos de muerte, desesperación,
ausencia física, recuerdos…Todo esto sabe hacérnoslo llegar a través de los
ojos del dolor.
Fragmentos de Gervasio Sánchez recogidos de un artículo de "El País":
- “Este es Samuel, había soportado la amputación de sus manos y su lengua cuando fue tomada la foto en Freetown (Sierra Leona), en enero de 1999”.
- “Estas niñas jugaban en el interior una furgoneta destrozada por las balas y las bombas en Sarajevo [marzo de 1994]. A la de la derecha pude localizarla quince años después por el gorro que llevaba. Estaba bien”, explica ante una de sus fotos más conocidas de la guerra de Bosnia.
- “Los enfermos de cólera se morían y no había suero que ponerles en los hospitales. Algunos niños te miraban a la cámara mientras agonizaban… y en tres disparos pasaban de la vida y la muerte. Podías elegir los muertos o esperar la mejor luz porque nadie se quejaba o te molestaba”.
- Dice Gervasio, frente a una sobrecogedora fotografía que muestra una niña junto a centenares de cadáveres de víctimas del cólera en una carretera de Goma (República Democrática del Congo), que un día de 1994 con Alfonso Armada se pusieron a contar los muertos en un trayecto de tres o cuatro kilómetros. “Contamos más de 1.500”, recuerda, asegurando que aquella fue sin duda la situación más horrible que ha vivido en su vida.
He tenido el placer de conocer y charlar con Gervasio Sánchez y he podido comprobar que su persona es igual de buena que sus fotografías. Sigo muy de cerca su trabajo y me alegra saber que hay más gente que lo aprecia. Saludos
ResponderEliminarIncreible, gente como él enseñan al mundo la realidad
ResponderEliminarUna fotografía nos puede dejar sin palabras, pero jamás sin sentimientos.
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